top of page

[FESTIVAL DE CINE DE SAN SEBASTIÁN: Y ASÍ EMPEZÓ]

  • Foto del escritor: Gonzalo "Sayo" Hurtado
    Gonzalo "Sayo" Hurtado
  • 22 sept 2021
  • 13 Min. de lectura

Actualizado: 23 sept 2021

La edición 69 se realizó en su segundo año en pandemia. Obviamente, la circunstancia trajo cambios que obligaron tanto a la prensa como al público en general a adaptarse a más de un requerimiento. Aquí también el detalle de lo visto hasta el momento.


Fotos: Sayo Hurtado

ree

Centro de Convenciones y Auditorio Kursaal


El volver al festival de cine más importante de España siempre resulta grato por la cantidad de talento internacional convocado y las muchas e interesantes secciones de su programación. Debido a la pandemia de COVID19, este año los acreditados de prensa nos vimos obligados a recurrir a una plataforma para solicitar los boletos para las funciones diarias, algo que anteriormente era innecesario debido a que a lo largo del día teníamos a disposición las funciones de prensa en las diversas salas a nuestra libre elección. Evidentemente, no podíamos verlas todas y por eso acudíamos cada mañana temprano a la sede del festival para pedir por orden de llegada los tickets para cualquier película que nos hubiéramos perdido y fuera imprescindible ver al día siguiente.


ree

Teatro Victoria Eugenia


En el panorama actual y pese a la buena voluntad de los organizadores, el nuevo proceso se hace confuso debido a la cantidad de pedidos diarios desde que el sistema se abre cada día a las 7 am, dando como resultado el que accedamos a menos títulos al haberse reducido los aforos al 50%. A ello hay que sumarle el hecho de que los reporteros ya no pueden acceder a los photocalls para fotografiar a los invitados junto a los fotógrafos oficiales, algo que sin duda debe revisarse debido a que muchos realizamos esa doble función, pero la presente circunstancia lo impide para atenuar una aglomeración que es infinitamente menor a la de otros eventos del festival. Eso sí, lo hacemos saber en el ánimo de una crítica constructiva y para mejorar una experiencia que siempre nos resulta valiosa y apasionante.


Del lado de la programación a continuación hago el detalle de lo visto en los primeros 3 días en las distintas secciones.


*SECCIÓN OFICIAL:


ONE SECOND (China/Hong Kong) de Zhang Yimou: Retirada de la competencia oficial de la Berlinale 2019 por “motivos técnicos” (los rumores de una supuesta censura no tardaron en aparecer), este prestigioso director chino retoma su espíritu autoral tras algunas incursiones en Hollywood –sobre todo tras la fallida La gran muralla (2016) con Matt Damon. Esta vez, el contexto nos sitúa a mediados de los 60, en plena Revolución Cultural y con la efervescencia por el culto al líder Mao Zedong y el uso de diversos medios como el cine como aparatos ideológicos de estado para adoctrinar a la población. Un convicto (Yi Zhang), huye de un campo de trabajo y al enterarse que su pequeña hija sale en un noticiero que se proyecta antes de una película patriótica para la función popular de un pequeño pueblo, se dirige ahí y tendrá más de un altercado con una niña ladrona (Haocun Liu) que roba una de las latas de negativos a los transportistas motorizados para venderla.


En adelante, la dinámica de la historia se da en función del destino de dicha lata que circula sucesivamente por las manos de unos y otros. El director destaca en medio de una población situada entre áridos desiertos y escasa riqueza, un fervor popular alrededor de cada función y en detallar el circuito que debe cumplirse para que esta se dé. Entre la desesperación del protagonista por tener un recuerdo de su hija y la conducta de la muchacha amoral y convenida, surge la figura de “Don Películas” (Wei Fan), el proyeccionista local, quien irá dilucidando el problema entre la conflictiva pareja al surgir nuevos obstáculos que atentan contra la realización de la proyección. Es entonces cuando la trama adquiere puentes con el neorrealismo italiano y con la nostalgia de las proyecciones en los cines de barrio antiguos (es inevitable, por momentos, la referencia a la nostalgia de Cinema Paradiso (1988) de Giuseppe Tornatore).

ree

En el calor de la función, la cobertura visual destaca con amplios planos el impacto de las imágenes en los pobladores, haciendo un homenaje al cine desde el cine mismo al darle vida a un lugar perdido y remoto que solo adquiere color y matices en cada proyección. Pero al mismo tiempo, la desesperación del padre errante por aferrarse a un recuerdo -aunque sea efímero- de su hija, comienza a adquirir un cariz emotivo al descubrir la verdadera humanidad de la chica que desata el caos inicial con su robo. La evolución de dicha relación se manifiesta con juegos visuales como cuando ella se planta delante del proyector tapando la imagen de su hija y sugiriendo un vínculo nuevo y restaurador.


Zhang Yimou no se propone rescatar o revalorar a la Revolución China (más bien evidencia la conveniencia de los burócratas y colaboracionistas), pero si es manifiesta su intención de hacer un rescate emotivo del cine como catalizador de los sentimientos colectivos y de su magia como espectáculo más allá de las implicancias ideológicas, algo que consigue brillantemente al revelar una poética detrás de un rústico quehacer que trasciende a la pobreza material y expone el valor simbólico de las imágenes para construir un imaginario grato e inspirador. Una de las propuestas más sólidas del festival hasta el momento.

ree


BENEDICTION (Reino Unido) de Terence Davies: La nostalgia y el paso del tiempo son las constantes más reconocibles en el cine de este realizador británico, quien esta vez ingresa al mundo de la aristocracia británica posterior a la Primera Guerra Mundial para seguir el derrotero del poeta y militar Siegfried Sassoon (Jack Lowden en su juventud y Peter Capaldi en su madurez), quien tras la pérdida de su hermano en la terrible conflagración, emprende la nada fácil tarea de encontrarse a sí mismo como artista y afirmar una homosexualidad de la que ya no tiene dudas.

ree

En un escenario que se muestra propio de un cine más clásico, Davies no tiene empacho en intervenirlo rompiendo los formatos canónicos al mostrar la tendencia sexual de su protagonista (hecho en el que se reserva los momentos explícitos de manera puntual y medida), además de echar mano de diversos recursos visuales y narrativos para plantear un juego de presente y futuro del que no abusa y, más bien, refleja la vertiginosa vida de Siegfried y el movimiento de su círculo social, viéndose expuesto a un doble juego por defender su integridad y ética como creador mientras es esclavo de las pasiones que lo van marcando hondamente.

ree

Actor Jack Lowden durante conferencia de prensa en el SSIFF


El poeta es un ex militar de principios y peleó con fervor y compromiso en la guerra, pero también revela a través de un collage de imágenes reales que grafican el horror bélico, como esos principios se rompen al revelarse la guerra como un escenario de manejo político y especulación que no comparte. Pero en la contraparte como civil, le aguarda una existencia desde el privilegio económico que no es la garantía de la felicidad absoluta, pero si la asimilación de códigos y conductas que lo encausan a una vida detrás de la salvaguarda de las formas ante la sociedad mientras es testigo de su propia madurez y de una constante contradicción entre sus principios y los caminos que la vida en sociedad va imponiendo. Benediction” termina siendo un fresco de imágenes que dan cuenta de la maestría de su director para circular dinámicamente con un manejo de elipsis en el que la funcionalidad de los recursos se impone donde otros solo llegarían a un juego visual caprichoso y gratuito.

ree


BLUE MOON (Rumania) de Alina Grigore: Evidentemente, el cine rumano encabeza una ola en la que sus personajes resaltan tanto por su recorrido existencialista cuando no por ser sacados de su habitual psicología para ser llevados a situaciones extremas. La Ópera Prima de Alina Grigore no está exenta de dichos tópicos, presentándonos un universo familiar tóxico y violento, en el que la adolescente Irina (Iona Chitu) se halla atrapada en una circunstancia terrible al ser entregada por su padre –quien reside cómodamente en Londres- a un tío violento e irascible junto a su hermana Viki (Ioana Ilinca Neacsu), quien acusa una conducta que raya con la esquizofrenia. Mientras comparte su vida entre la escuela y el trabajo en el restaurante familiar, la muchacha es víctima de múltiples vejaciones físicas y psicológicas en su hogar, mientras le ruega a su padre que la deje vivir sola en Bucarest apenas empiecen sus estudios universitarios, cosa que éste le niega y le pide que espere.


Al parecer, la directora se conforma con exponer la virulencia de la mala horda que rodea a la chica, cuando no mostrar la indiferencia de un padre cuya ceguera ante los hechos ya suena a inverosimilitud. Irina termina siendo un personaje pasivo (salvo en la resolución) que no tiene capacidad de cambiar su propia historia más si ser la depositaria de los muchos abusos de los que es objeto. En dicho contexto, Blue Moon” es más un tratado de gratuidad que no propone reflexiones mayores sobre la violencia en el hogar más allá de regodearse en el psicopático perfil de los agresores o en la adormecida mirada de quienes están alrededor de la chica, quienes no hacen nada al respecto dominados por un tedio que obedece más a una condición impuesta de guión que a una voluntad creativa. Es una suerte de dramaturgia “por default” que ve el momento del cine de ese país más con oportunismo que con deseos de abrir nuevos caminos.

ree


ARTHUR RAMBO (Francia) de Laurent Cantet: Desde Recursos Humanos (1999) hasta El empleo del tiempo (2001), la vocación de este director por explorar los caminos que sus personajes se proponen con un propósito de cambio o para hundirse en la incertidumbre son patentes. Esta vez, adopta una historia anclada en como las redes sociales pueden convertirse tanto en un potencial negocio como en un monstruo desbocado. Karim D (Rabah Nait Oufella) es un escritor de origen argelino que adquiere notoriedad gracias a una novela que reivindica a los migrantes de su país desde un análisis que lo revela como un intelectual progresista y moderno. Pero toda la efervescencia de su éxito se derrumba con el efecto de una bola de nieve al descubrirse un alter ego que él maneja en redes sociales: “Arthur Rambo”, cuyos posteos no son más que mensajes racistas, clasistas, antisemitas, homófobos y que se burlan incluso de los musulmanes. Karim se defiende alegando que se trataba de un perfil de hace años que él utilizaba para ridiculizar a la “radicalidad”, pero la afirmación le crea insalvables diferencias con sus familiares y amigos al punto de entrar en caída libre.

ree

Siendo una historia que ocurre entre el lapso de una noche y el día siguiente, el efecto visual genera un efecto de contraste absolutamente radical, siendo la primera media hora la que refleja ese halo de éxito y prosperidad que se rompe bruscamente conforme el escándalo explota en las redes. La postura de Karim defendiéndose inicialmente de las imputaciones no hace sino mostrar un perfil ante la sociedad con “líderes” no preparados para el éxito. Si bien el escritor representa una cara del conflicto social entre el mundo parisino y los ambientes de los barrios de migrantes, su sorprendente e irresponsable conducta pone de manifiesto la frágil estabilidad de una posición humanista ante el hecho de ser esclavo de sus propias palabras en Internet.


Cuando el conflicto empieza, las primeras reacciones y cuestionamientos plantean una confrontación que progresivamente va minando la posición de Karim hasta que llegamos a un careo con su hermano menor. Es el momento en el que las caretas se caen virulentamente para mostrar al verdadero escritor, lejos de su perfil analítico y calmado, y sembrando la duda de quién es realmente. Aunque más de un espectador podrá juzgar como merecido el linchamiento en redes que el muchacho sufre, no deja de ser menos preocupante el hecho de reflejar como las redes sociales se han instaurado en el tiempo presente como tribunales de justicia que traen consigo un linchamiento mediático antes de poder establecerse investigación alguna. En ese sentido, es evidente que Cantet le toma nota a La red social (2010) de David Fincher para mostrarnos la cara posterior de aquella, con la creación de Mark Zuckerberg revelándose como un monstruo de muchas cabezas.

ree

Director Laurent Cantet durante conferencia de prensa en el SSIFF



MAIXABEL (España) de Iciar Bolláin: El hecho de enfrentarse a plots con un postulado de rompimiento o lucha contra lo imposible supone una bendición o una maldición en la medida que el director pueda darle coherencia a su narración. Ducha en el manejo de géneros, la directora parte con una secuencia que resume esa experiencia al mostrar el asesinato de un líder pacifista de la izquierda por un comando de la ETA encabezado por Ibon Etxezarreta (Luis Tosar). Del bárbaro hecho tenemos el contexto preciso para situarnos en la clásica dicotomía entre los fanáticos etarras y sus sufridas víctimas como la viuda Maixabel Lasa (Blanca Portillo). Es en esta primera parte donde la historia gana en intensidad cuando la nebulosa del terror está instalada en el ambiente.


El eje de la acción se desplaza progresivamente con la captura y condena de los culpables, quienes a medida que entran en contradicciones al escindirse de la agrupación terrorista, se niegan pese a ello a ser colaboracionistas y soplones. Del otro lado, Maixabel va más allá de su propio dolor y quiere ser fiel a los ideales de su difunto esposo al encabezar un organismo por la paz y propiciar la reconciliación e incluso el perdón con los ex terroristas. Pese a que el elenco lo encabezan intérpretes de gran experiencia, la historia se resiente conforme el altruista propósito se va concretando, algo que se anticipa por mucho y que le resta interés a la película conforme avanza en ese propósito al causar un cortocircuito en Ibon para hacer un perfecto giro de 360º. Evidentemente, “Maixabel” tiene un impacto emotivo innegable, pero acaso la manera como es direccionada a su desenlace sugiere más su cálculo que sus propios aciertos, algo que la directora ya delataba en largos anteriores como También la lluvia (2010) o El olivo (2016).

ree


*HORIZONTES LATINOS:


Dado que alrededor de la mitad de los títulos de esta sección ya los hemos visto en otros festivales, le dedicaremos un comentario más global. Figuran aquí la costarricense Aurora” y la colombiana "Amparo. La primera, sobre una adolescente embarazada que frente a su escasa comunicación y empatía con su propio hogar acude a la ayuda de una profesora, hace gala de una asombrosa naturalidad para desarrollar un tópico que suele ser susceptible de caer en lo maniqueo; mientras que la segunda fue premiada por el jurado de la Crítica Internacional del Festival de Lima, siendo un Tour de Force con una lectura social que exhibe sin ambigüedades el temple de una mujer decidida a salvar a su hijo adolescente de una leva para pelear contras las FARC. También encontraremos aquí a la mexicana Una película de policías de Alonso Ruizpalacios, que en su momento reseñamos con discreción por su vocación de pretender innovar el género documental pero solo desde las formas, siendo más afortunado el drama Noche de fuego de Tatiana Huezo, un debut de la documentalista salvadoreña radicada en México que sigue a 3 adolescentes en un pueblo dominado por la violencia del narco. Si bien no es una obra mayor, el retrato está construido con un evidente conocimiento del conflicto que representa.

ree

Del resto de la sección que hemos visionado hasta el momento, sigue mostrándose como la propuesta más sólida la brasileña Madalena de Madiano Marcheti. Su original visión muestra los sistemáticos crímenes contra la comunidad LGTB en Brasil desde una perspectiva sutil, sugerente y emparentada con el género de suspenso. En cambio, la idea de empatar un relato sobre la nostalgia y la resignación alrededor de la trágica muerte de un niño con su propio mundo ligado a lo fantástico y lúdico, no consiguió el impacto esperado y quedó más como una curiosidad desde una Latinoamérica tratando de ingresar al mundo de los monstruos, que fue el caso de la argentina Piedra Noche de Iván Fund.

ree

*PERLAS:


BENEDETTA (Holanda) de Paul Verhoeven: Con una predilección por lo controversial, este director holandés ha retomado en las últimas décadas su mejor vena autoral tras dedicarse buen tiempo en Hollywood a cimentar su reputación con vehículos comerciales logrados (Robocop, El vengador del futuro) y otros fallidos y caprichosos (Show Girls, Starship Troopers). En este último tramo en el que destacan El libro negro y Elle, nos presenta Benedetta, un biopic narrado con solvencia pero que por momentos nos retrotrae a ese mundo medieval siniestro y sórdido del que ya se había ocupado en 1985 con Los señores del acero, solo que esta vez los ímpetus del cine de aventura dan paso a un drama basado en hechos reales, pero que Verhoeven interpreta a su manera para hacer una afirmación vengativa de una femineidad que se rebela ante los típicos abusos contra la mujer en aquella época.


Siendo Benedetta (Virginie Efira) una muchacha entregada con el pago de una dote a un convento en Pescia, Italia, en el siglo XVII, su inicial compromiso con la religión y su supuesto don para escuchar la voz de Jesucristo, da un vuelco al ser juzgada por las autoridades eclesiásticas por tener una amante entre sus compañeras. La polémica del tema no tiene nada de extraño en un director que en proyectos anteriores ha llegado al sexismo sin pudor alguno. En esta nueva etapa, el gesto adquiere más bien la forma de un grito de rebeldía, no estando tampoco la trama exenta de algunas pinceladas gore, subgénero que siempre ha fascinado a Verhoeven, pero que no desdibujan su propuesta, por el contrario, afirman la brutalidad medieval.


El resultado final, polémico y encendido, tiene una marcada vocación por ser la contracara de la histórica figura de Juana de Arco, con una Benedetta combativa y luchadora contra el orden secular de hombres poderosos y prejuiciosos, más allá de sus reales intenciones. Y es precisamente la madurez del director lo que encausa la historia sin hacerla desmedida ni excesiva como alguna vez le ocurrió en el pasado.

ree


COMPETENCIA OFICIAL (Argentina) de Gastón Duprat, Mariano Cohn: Sobre esta dupla argentina de realizadores, es imposible eludir el hecho que su desfachatada vocación por hacer escarnio de sus personajes en base a un corrosivo humor negro, ha sido percibido por más de uno con una superior mirada porteña. En El hombre de al lado, un provinciano cordobés rural y burdo le hace la vida imposible a su vecino porteño, arquitecto e intelectual; mientras que en El ciudadano ilustre, un escritor ganador del premio Nobel es sacado de quicio por los pobladores de la provincia donde nació al pretender homenajearlo.


En esta oportunidad, la apuesta apunta a salir del imaginario argentino al concebirla como una coproducción con España y con pretensiones de lograr una taquilla mucho más grande. El estilo humorístico se mantiene, solo que ahora Duprat y Cohn hacen una mirada autorreferencial al buscar monigotes en el mismo cine, no diferenciando en esa intención al “actor comprometido” (Óscar Martínez) de la “estrella banal” (Antonio Banderas), cuando no de una “directora empoderada” y con arrebatos feministas (Penélope Cruz).

ree

Óscar Martínez, Penélope Cruz y Antonio Banderas en conferencia de prensa en el SSIFF


Con todos esos elementos en un mismo saco, la historia busca el timing a partir de las diferencias entre unos y otros, obligados a convivir y sobrevivir agotadoras sesiones de ensayos que, obviamente, tendrán un corolario harto conocido en el repertorio de sus autores. Si bien hay momentos de risa abierta logrados, en conjunto, Competencia Oficial” no es más que la reiteración de los motivos humorísticos de dos directores que se burlan tanto de sus parias simplones (evidentemente, no se sienten como ellos), como de los laureados en grandes festivales -acaso conscientes de que esa no será su suerte- a no ser que San Sebastián nos prepare una broma mayor a la que esta dupla nos tiene acostumbrados.

ree


LA CROISADE (Francia) de Louis Garrel: Actor experimentado y realizador sorprendente desde sus cortos y con un largo que pone en claro su madurez detrás de cámaras como El hombre fiel, Louis Garrel regresa con ánimos distendidos para presentarnos una historia escrita nuevamente al alimón con el recientemente desaparecido Jean-Claude Carriere, solo que esta vez el enfoque apunta a una comedia de corte infantil en la que el humor fluye en base al absurdo y el delirio cuando dos padres (el mismo director y su esposa, Laetitia Casta), descubren que su pequeño hijo Joseph (Joseph Engel) ha vendido valiosos patrimonios del hogar para contribuir a un proyecto mundial para crear lagos artificiales en África y revitalizar la economía del continente.


ree

Son precisamente los momentos iniciales y la develación del plan “a gran escala” junto con muchos otros niños lo que hace más atractiva a la historia. Sin embargo, la sorpresa de aquellas primeras secuencias se va perdiendo en el desarrollo y tomando otros caminos más condescendientes al delatar también los conflictos del hijo de la pareja ya entrando en la adolescencia. Aun cuando ostenta un humor fresco e ingenioso, La Crosaide es una pieza menor que pudo haber sido más explotada de haber exacerbado su sentido del absurdo. Así con todo, no deja de ser apreciable.



Comentarios


© 2023 by The Artifact. Proudly created with Wix.com

bottom of page